domingo, 30 de agosto de 2009

Sisbrisia




Ven, sentémonos aquí un rato a esperar, a esperar a que la lluvia nos pille desprevenidos, a que las palomas nos hagan burla y a que la gente vaya y venga sin fijarse en nostros.

Aquí a mi lado, te enseñaré cómo gira el mundo, aun cuando nos hemos bajado un instante de él, como sigue con su inercia, su cabezota inercia. Será entonces cuando te des cuenta de que no tengo nada que enseñarte, que todo lo mío es tuyo, desde antes de conocerte; que mi vida vale poco, y con ese poco compraré tu felicidad, si tu me dejas.

Porque tu y yo vivimos en el mundo, pero no somos del mundo, porque tenemos nostalgia de un tiempo infinito, de un país multicolor y musical, sobre todo musical. Porque tu corazón se hace cada vez más grande, con cada herida, con cada rechazo, con cada amor, con cada caricia, más y más grande, infinitamente más grande que el mío.

Y es en ése corazón tuyo donde yo quiero dormir, dormir a pierna suelta, como un bebé, como un lirón, como una marmota, y reirme de tanto dormir.

Ven conmigo, sentémonos aquí un rato a pensar, a hacer planes, para luego reirnos de ellos, a inventar el futuro llevando la contraria a los partes meteorológicos y al Otoño, y al Invierno y al Verano, dejándo que la Primavera nos sorprenda.

Yo silbaré una melodía para que dances libre, como el agua, como la savia bruta y como el líquen en la roca.

Y tú me susurrarás palabras vivas, que me estremezcan de ternura, que me llenen de fuego, porque gracias a ti carezco de todo y abundo de todo



2 comentarios:

A dijo...

Me alucina tu capacidad para expresarte. Es un texto precioso...

Anónimo dijo...

tus palabras si que han hecho que me estremezca de ternura...