Siento tus latidos como el metal de la trompeta
temblando de emoción antes de escuchar su canto,
puedo oir cada uno de los gramos de aire
que inspiras y que renuevan de vida tus palabras.
Saboreo la lágrima que tímida resbala por tu mejilla
y que me dice que esta noche habrá muchas más como esa.
Puedo ver y contemplar el brillo anaranjado de tus ojos,
que aunque melancólicos, me hablan de primavera y misterio
y misericordia, pulso que late y erosiona tu brío.
Vivifica, hilvanando de esperanza, el sonido de tus pensamientos
fluyendo azarosamente por tu mente despejada y clara el girar del universo
altivo y soberano.
Musa clandestina de exóticos poemas
y misterio perenne.
Hoy veo tu risa, eterna, dulce como vino afrutado.
No te dejes inundar por esa marea grisácea
a la que llaman cínicamente racionalidad,
pero descuida, que yo estaré atento y vigilante
para salvaguardar tus pilares de mármol blanco,
tus fuentes de agua plateada y tu bandera celeste.
Centinela del primer albor de tu belleza
y del último destello de tu aérea esencia.
4 comentarios:
bueno sí... esto... que... cómo decirlo...
que paso de ti y de tus textazos!
he dicho!
;)
Buf. Estoy impresionado!
Vaya caudal de sensaciones... sigo empapado. Gracias!!!
y por supuesto, me gusta la música también. :)
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